Una mirada personal a las cosas de la vida, desde lo más "trascendente" a lo más mundano, desde lo más carnal a lo más espiritual. Desde lo más "in" hasta lo más "out", desde aquí hasta allí. Lo que cada día me trae, lo que la vida me da o me quita. Desde mis ilusiones hasta mis fobias, desde los sueños hasta la realidad

lunes, noviembre 19, 2007

POR FAVOR QUE LLEGUE MARZO, YA NO AGUANTO MÁS


Lo siento pero no aguanto más, está eterna campaña electoral en la que se ha convertido la vida política española me tiene harto, a punto de estallar. No sé si podré aguantar o tendré que salir al exilio, pero mi inteligencia no soporta este absurdo debate, esta confrontación permanente, por todo y con todo. Lo más vanal y lo más importante, lo anedóctico y los básico, todo es motivo de confrontación y crispación, todo es utilizado como arma electoral. Unos son muy buenos, los otros son muy malos, unos unos incompetentes, los otros unos resentidos, unos prometen mucho, los otros prometen más.
Creo que no aguantaré el goteo constante de propuestas y promesas, el continuo estreno de videos y contravideos, el chiste fácil y recurrente para neutralizar al contrincante, ni los discursos grandilocuentes, ni los discursos catastrofistas, las convenciones políticas, el asesoramiento de sabios, los comentarios positivos de los periodistas afines, los comentarios negativos de los periodistas rivales.
Todo tiene un limite, pero mi capacidad de sentirme insultado, maltratado, humillado por aquellos llamados a gobernar se está acabando. Al principio podía resultar gracioso, simpático, pero al final sólo queda el vacio más absoluto, la infinita ansia de poder.
Que llegue marzo, que gane quien tenga que ganar y que quien pierda asuma su derrota y desde la oposición deje gobernar. Que ambos gobierno y oposición dejen de tratar a los ciudadanos que los ponemos donde están como idiotas y borregos.
Que alguien ponga un poco de cordura.
Pero en fin no todo es negativo, al contrario, esta ridícula situación ha puesto en evidencia que si en España los políticos no están a la altura, sus ciudadanos sí, y a pesar de ellos, de sus batallas sectarias, España sigue funcionando.