Les Dieux du stade. Oh la la c'est magnifique

Aunque soy una persona a la que le gustan poco las tradiciones, en los últimos años me estoy enganchando a una costumbre que por estas fechas hace que mis fantasías eróticas, sexuales y sentimentales se disparen llegando a límites insospechados. Y la causa de este desbarajusto hormonal se encuentra en la vecina Francia. El país de la libertad, la igualdad y la fraternidad, el país de la torre Effeil y el gallo deportivo, la patria de Astérix y Obelix, el imperio de Sarkozy y la primera dama Bluni, la quinta potencia económica del mundo, la nación de la Marsellesa concentra toda mi atención por su Dieux du stade, una iniciativa que desde hace años nos permite disfrutar en la máxima plenitud de los impresionantes cuerpos de deportistas de élite franceses o residentes en el país.
Les Dieux du stade es el padre de todos los calendarios habidos y por haber. Ninguno es comparable a él, por la belleza de sus imágenes, más allá de los modelos, por el morbo que suscita su contemplación y porque además de disfrutar del formato papel tenemos la oportunidad de disfrutar del DVD del making off en la que se ve algo más, en el que el morbo se multiplica por 1000. Primeros planos, la música, el jugueteo entre los deportistas, las maquilladoras (quien fuera una de ellas) maquillándolo todo...
Les Dieux du stade nos pone calientes, pero también nos hace soñar, nos enamora, nos muestra la belleza del cuerpo masculino.
Fotos individuales, con mucho morbo, fotos colectivas, con más morbo todavía. Estética con un alto grado de homoerotismo. En fin Les Dieux du stade hace que el principio de año siempre sea mejor, que la cuesta de enero aunque un poco más elevada tenga más sentido.
Al ver el DVD o el calendario, tengo siempre la tentación de establecer un ranking, pero no puedo, cada uno tiene su algo: uno es tremendamente guapo, el otro es muy morboso, uno los pectorales, dos los abdominales, los tatuajes, la barba de tres días, la melena, el rapado, la piernas, los glúteos, torsos depilados, torsos velludos, pero todos todos tienen algo. Aunque si alguno me impresiono desde el principio y sigue siendo casi casi una obsesión es el hermoso Frederick Michalak.
Y ahora tengo un DVD por ver.