GERVASIO DEFFER, MI ABANDERADO
El segundo: aunque no lo conozco, desde que conocí su existencia a raíz de la medalla en Sidney, lo sigo, no hay entrevista a él que no lea o escuche, programa en el que salga que no vea, creo que su cuerpo y su rostro acompañan a la perfección su forma de ser, su forma de entender la vida. Un auténtico héroe hecho así mismo, superando dificultades, trampas y traiciones. Un rebelde con causa. Un ángel con algo de diablo, un diablillo con mucho de ángel.
El tercero: las dificultades que ha tenido a lo largo de su vida, en especial ese intento de linchamiento moral y de desprestigio profesional, por los restos de marihuana que encontraron en su orina.
Sobran motivos, deportivos, físicos, psicológicos, espirituales, vitales, sociales... para que Gervasio Deffer sea el abanderado de España en los juegos olímpicos de Pekín. Y aunque pierda el sentido común y la justicia, Gervasio siempre será mi abanderado.
Deseo para Deffer lo mejor del mundo, ojalá pueda añadir a su deseado cuerpo otro nuevo tatuaje y de paso ojalá yo pudiera convertirme, aunque fuera sólo por unas horas en el diabillo tatuado que lleva junto al ombligo.